Cuando
se trata de correr a ritmo, los atletas de élite no sólo son rápidos, sino que
además son muy constantes. Son capaces de marcarse un objetivo preciso y
mantenerlo kilómetro tras kilómetro como un metrónomo calibrado a la
perfección. Si compites habitualmente esta habilidad es esencial: un ritmo
demasiado lento te hará perder un tiempo precioso que no podrás recuperar, pero
un ritmo excesivo hará que al final de la carrera pagues las alegrías del
principio y que te hundas antes de llegar a meta. Si corres simplemente para
estar en forma, conocer a qué ritmo estás corriendo sólo por sensaciones
también puede serte de utilidad. Si eres capaz de ajustar tu cronómetro
interior (ni demasiado rápido, ni demasiado lento) lograrás los máximos beneficios
de cada entrenamiento.
No
sabe duda de que esto es mucho más fácil de contar que de llevar a la práctica.
En la opinión de los entrenadores del equipo del Proyecto Oregón que Alberto
Salazar desarrolla para Nike en Portland, “la capacidad de correr por
sensaciones es una habilidad que debe aprenderse”. En un estudio publicado
recientemente los investigadores observaron que los corredores podían clavar su
ritmo con un margen de 6 segundos arriba o abajo en cada kilómetros mientras
que los corredores aficionados con menos experiencia se desviaban del ritmo
fijado una media de más de 25 segundos por kilómetro. Pero no basta simplemente
con correr más, ni tampoco con confiar en un reloj con GPS para aprender a
percibir tus sensaciones. También tendrás que dedicar tus entrenamientos a
ajustar a la perfección tu marcapasos interno.
AUMENTA LA PERCEPCIÓN
No
hace falta ser entrenador de élite para darse cuenta de que la mayoría de los
principiantes tienen muy poco sentido del ritmo. Para solucionarlo, el consejo
es que se preste atención al modo en el que el ritmo se relaciona con la
sensación de esfuerzo. Hay que determinar qué ritmo se percibe como suave,
medio y duro. Si te centras en datos como la respiración, el ritmo de tus
piernas y el movimiento de los brazos, podrás interiorizar las sensaciones
físicas que corresponden a las distintas velocidades.
POR SENSACIONES. Dos
veces a la semana, cronométrate un 1.500 en mitad de un entrenamiento a ritmo
suave. No aceleres ni frenes el ritmo. El objetivo es simplemente obtener
información para calibrar gradualmente tu velocímetro interno. En tu diario,
anota el tiempo y una puntuación subjetiva del esfuerzo percibido en una escala
de 1 a 10, junto con unos breves comentarios sobre las sensaciones de la respiración
y de las piernas. Después de varias semanas, haz lo mismo en un entrenamiento
de ritmos para ajustar tu ritmo más rápido. A continuación, intenta
cronometrarte segmentos de 1.500m al principio y al final de los entrenamientos
para apreciar la diferencia entre ellos, por ejemplo, en entrenamientos de
ritmos o a ritmo de carrera con las piernas frescas y cansadas. Debes dedicar
al menos un mes a esta fase para lograr apreciar bien tus sensaciones.
FUERA APARATOS
Algunos
corredores dependen exclusivamente de sus cronómetros para saber cuál es su
ritmo. En lugar de confiar en el sentido del ritmo, miran su reloj de última
generación equipado con GPS cada 15 segundos y corren con acelerones y
frenazos.
POR SENSACIONES. Una vez
que te familiarices con los tiempos de paso en determinados entrenamientos,
trata de adivinar los tiempos antes de mirar el cronómetro. Al principio, puede
que te equivoques en 40 segundos o más por km, pero con el tiempo irás
mejorando. Se requieren al menos seis meses prestando una atención estricta
para ser capaz de apreciar el ritmo y mantenerse en un rango de 10 segundos del
ritmo deseado.
CAMBIA DE MARCHA
Para
ser capaz de correr a cualquier ritmo dado cuando quieras, el paso final es
practicar los cambios de ritmo una y otra vez. Muchas personas consiguen correr
a un ritmo concreto, pero sólo si no salen de él. No obstante, en el mundo
real, las cuestas, las curvas o las aglomeraciones en carrera pueden romperte
el ritmo. Los entrenamientos en los que haces cambios de ritmo frecuentes te
ayudarán a reanudar rápidamente tu ritmo deseado después de una interrupción
del mismo.
POR SENSACIONES. El
ejercicio más sencillo consiste en alternar una y otra vez entre dos
velocidades. Por ejemplo, alterna segmentos de 800m a la velocidad de ritmos y
otros 800 a unos 40 segundos por kilómetro más despacio durante un total de
3-6km. Al principio, comprueba el cronómetro cada 400m para comprobar que vas a
la velocidad correcta. Luego mira el reloj cada 800m. Utiliza este ejercicio
para todos tus ritmos de entrenamiento.
COMO UN RELOJ
Entrenos
quincenales para coger el ritmo
CLAVA
LAS VUELTAS. Corre 10-15 x 200 metros a ritmo de 5km o un poco más rápido, con
60 segundos de descanso entremedias. Intenta mantener los tiempos de paso en un
rango de 5 segundos.
PRESCIENDE
DEL RELOJ. Corre un 3x1600 metros (cuatro vueltas a la pista de atletismo) a
ritmo de 10km con tres minutos de descanso entre cada una de ellas. En la
primera repetición, mira los tiempos de pasa cada vuelta. En la segunda,
míralos cada dos vueltas. En la última repetición, mira el tiempo sólo al
acabar. Intenta mantener los tiempos en un rango de 10 segundos respecto a tu
objetivo. Con el tiempo, intenta llegar a un rango de 5 segundos de diferencia
entre el objetivo y tu predicción.
Equipo de RW
Revista ‘RUNNER`S WORLD’ nº 122, Abril 2012
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